«A pesar de la crisis económica y de las sanciones occidentales, el presidente ruso Vladímir Putin puede afrontar con serenidad las elecciones legislativas del 18 de septiembre de 2016. Además de la popularidad de su discurso nacionalista y del control de los medios de comunicación, también puede contar con la división de la oposición liberal. Incapaz de poner distancia con las terapias de choque que varios de sus dirigentes infligieron al país en los años de la década de 1990, ésta no ha sido capaz de captar el descontento expresado en la calle.» [L’opposition russe en miettes, Le Monde diplomatique, septiembre de 2016].