Obtuvo la victoria el candidato del partido Rusia Unida, Viacheslav Dvorakovski, a quien le votaron 77.000 habitantes de una ciudad de más de un millón. Y se llevó las felicitaciones del primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev.
Con anterioridad, el récord lo ostentaba Krasnoiarsk (Красноярск, un millón de habitantes, centro administrativo de Krasnoiarski krai) en cuyas elecciones municipales, que se celebraron el 10 de junio, el índice de participación fue del 21% y el ganador resultó también el representante de Rusia Unida, Édjam Akbulátov.
La baja participación en las elecciones municipales en estas dos megápolis, Omsk (séptima ciudad más poblada de Rusia) y, anteriormente, Krasnoiarsk (décimo cuarta ciudad de Rusia por número de habitantes), se explica, a juicio de los expertos, «por la ausencia de propuestas convincentes y con capacidad para atraer al electorado», además de por el periodo de apatía y la caída del interés por la política. «Lo que, a fin de cuentas, es favorable para el poder» y explica las razones de las victorias de los partidarios de Rusia Unida en esas elecciones. En elecciones con una baja participación, la mayoría de los votos se consiguen de los pensionistas «que, por regla general, son los más leales al poder establecido».
Aunque para justificación peregrina de este récord que queda como baldón de los políticos rusos, se lleva la palma la realizada por un alto cargo de Rusia Unida: «La derrota de nuestro equipo ayer [16 de junio] en el campeonato de Europa de futbol, ha influido parcialmente en la participación, porque parte de los desilusionados electores que recuperaron el ánimo no pudieron aparecer en los colegios electorales». A ver quien lo supera. [1]
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