En esta ocasión proponemos un juego didáctico sobre Ucrania que permitirá conocer algunas curiosidades sobre ese país, como su origen, el porqué de los característicos tupés o trenzas de los cosacos o la extraordinaria querencia en la cocina ucrania por el tocino (сало). Quien quiera atreverse con el original en ruso, de donde hemos extraído este test, puede acudir al diario Moskovski Komsomolets.
«La caída del cerco de Delbáltsevo arruina las esperanzas de reconquista militar contra los insurgentes en Donbás. Tras un año de decepciones, los dirigentes ucranios han tenido que aceptar los nuevos acuerdos de Minsk. Pero la perspectiva de una solución política duradera, apoyándose en el respeto de las minorías y en un diálogo con Moscú, parece lejano» [L’Ukraine entre guerre et paix, Le Monde diplomatique, marzo de 2015].
Las elecciones parlamentarias de Ucrania, celebradas el 26 de octubre de 2014, volvieron a poner de relieve el cruce de dos tendencias: la de Rusia, por no perder su dominio en el espacio postsoviético; y la de Occidente, por ampliar sin cesar su área de influencia. Con todo, se han "profundizado las líneas de fractura (geopolítica, histórica, lingüística y cultura) que atraviesan el país" (Volodímir Íshchenko, sociólogo ucranio). El mapa interactivo de las elecciones parlamentarias que presentamos muestra estas tendencias que, a juzgar por los expertos, podrían llegar a agravarse en el futuro y terminar con la desmembración del país.
Fueron 21 los ucranios que decidieron presentarse como candidatos a las elecciones presidenciales 2014 en Ucrania celebradas el 25 de mayo de 2014. El censo electoral era de 35.500.913 ucranios y 18.019.504 (50,76%) personas fueron las que participaron con su voto. Como se sabe, al final fue Piotr Poroshenko, el oligarca también conocido en Ucrania como el rey del chocolate (por sus importantes negocios en el sector de la confitería ucrania) quien ganó con 9.857.308 votos (54,70%). El candidato menos votado recibió 5.021 votos (0,02%).
“El regreso de Rusia a la escena internacional conlleva grandes sobresaltos. Presionado por la inclinación de Ucrania hacia la órbita occidental, improvisa una brusca reconquista de Crimea. La burda afirmación de intereses legítimos revela los límites de su poder de atracción, cuidadosamente conservado, sin embargo, desde la caída de la URSS a través de cooperaciones de geometría variable”. [Moscou entre jeux d’influence et démonstration de force, Le Monde diplomatique, mayo de 2014].
“Las extremas derechas ganan terreno en Europa, aunque muchas de ellas tratan de alardear de nuevos hábitos. A todas luces, tales movimientos juegan un papel en Ucrania. Svoboda o, más radical todavía, Pravy Séktor, esperan aprovecharse de la revuelta popular contra el sistema corrupto del presidente Víctor Yanukóvich.” [En Ukraine, les ultras du nationalisme, Le Monde diplomatique, marzo de 2014.]
“Tras la secesión de Crimea, el nuevo poder ucraniano debe afrontar una situación económica, demográfica y social desastrosa. El sistema oligárquico construido desde hace 20 años alimenta la pobreza, los rencores y los miedos. Nada indica que ello vaya a ser puesto en entredicho.” [Ukraine, d’une oligarchie à l’autre, Le Monde diplomatique, abril de 2014].
«Con la anexión de Crimea al territorio ruso, ratificada por Putin el 18 de marzo, y las sanciones decretadas contra el Kremlin, la crisis ucrania ha tomado las dimensiones de un seísmo geopolítico. Comprender este conflicto implica integrar los puntos de vista divergentes de todos los actores. Pero, en las cancillerías occidentales, las proclamas morales suplantan a menudo al análisis.» [L’obsession antirusse, Le Monde diplomatique, abril de 2014.]